Un portafolio de inversión es una colección de activos financieros como acciones, bonos, bienes raíces, capital privado, equivalentes de efectivo e inversiones alternativas. Un portafolio bien estructurado refleja los objetivos financieros, la tolerancia al riesgo, el horizonte temporal y la filosofía de inversión de una persona o institución.
Una vez implementado, la gestión continua del portafolio es esencial:
Construir y gestionar un portafolio bien diversificado es un proceso dinámico que equilibra riesgo y retorno. Aplicando una asignación estratégica de activos, diversificación inteligente y disciplina mediante rebalanceos periódicos, los inversionistas pueden navegar mercados cambiantes mientras mantienen el enfoque en sus objetivos financieros a largo plazo.